Soriano | Todo El Campo | “Estamos aprendiendo”, dijo el Ing. Agr. Diego Guigou de ADP al ser preguntado sobre la amenaza que representa la chicharrita para el maíz, cuya presencia ya ha sido registrada en Uruguay, principalmente al norte, pero también más al sur del país.

“Sin duda va a ser un problema”, y lo que vemos en Argentina “es impresionante”, arrasando los lotes en los que ingresa, agregó en declaraciones publicadas en Todo El Campo el martes 2 de abril.

El técnico, gerente de producción agrícola de Agronegocios Del Plata (ADP) agregó que “en el sur de Uruguay no ha habido tantas complicaciones, pero en el norte, de Paysandú hacia arriba” se ven chacras con más problemas, “lo que hace que nos pongamos a trabajar para ver qué herramientas tenemos y tomar medidas. Debemos actuar rápido para que este cultivo que viene en aumento de productividad logre sortear este desafío”.

La chicharrita del maíz o Dalbulus maidis es la nueva amenaza para el país. Un insecto poco conocido que debe ser estudiado para poder combatirlo.

El Ing. Agr. Néstor Urretabizkaya, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Argentina) y magíster en control de plagas y su impacto ambiental, dijo al sitio Bichos de Campo que el insecto tiene en el norte argentino “hasta cinco generaciones anuales, siempre asociados a cultivos de gramíneas, pero donde mayor impacto causa es en el cultivo de maíz”.

Un verdadero “cisne negro” sobre el cual la Bolsa de Cereales de Buenos Aires elaboró un informe en el que advierte “desde diciembre” un “incremento significativo en la presencia de la chicharrita de maíz en las regiones agrícolas del centro y norte de Argentina”.

Los datos del mapeo semanal indican que “unos 27 departamentos ubicados en Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del estero, Salta y Tucumán reportan presencia del vector. No obstante, en los departamentos del centro de la provincia de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos (San Cristóbal, Castellanos, General Obligado, San Justo y Paraná) la preocupación crece debido a que en años anteriores la plaga no se encontraba en tan altas proporciones como esta campaña. Aquí, se estima que la superficie potencial con algún daño significativo podría ascender a 360.000 hectáreas”.

Todo El Campo accedió al reporte elaborado por la Bolsa de Cereales donde sus autores indican que se trata de un “insecto que transmite de manera persistente y propagativa la bacteria Spiroplasma kunkelii, causante de una enfermedad que ha mostrado una incidencia recurrente en el norte del país y en el sur de Brasil”.

Son “diversos factores han contribuido a este aumento repentino del vector, entre los cuales se destacan la disminución de la frecuencia de heladas durante los últimos inviernos, el escalonamiento de las fechas de siembra, el aumento de la proporción de siembras tardías y el control deficiente de las plantas hospederas (plantas guachas)”.

Agrega que el maíz es “más susceptible al ataque del insecto y, por ende, a la enfermedad”, en las etapas vegetativas.

La falta de heladas es un factor importante en la presencia del insecto, que puede sobrevivir al frio pero en menor cantidad. “Al tener menor frecuencia de eventos de bajas temperaturas, una mayor cantidad de individuos sobrevive al invierno permitiendo que al momento del aumento de las temperaturas exista un mayor potencial de establecer poblaciones de mayor tamaño. Sumado a ello, el escalonamiento de las fechas de siembra implica que desde comienzos de la primavera aumente la cantidad de hospedantes (maíz temprano) que le permite una mayor probabilidad de generar su descendencia”.

IMPACTO “MUY SIGNIFICATIVO”.

La enfermedad podría tener “un impacto muy significativo” en la productividad de los cultivos.

“La infección por Spiroplasma kunkelii puede provocar síntomas como el enanismo del maíz, clorosis en los bordes de hojas jóvenes y manchas rojizas en las hojas adultas. Las flores masculinas generalmente quedan imposibilitadas de producir polen, dependiendo del momento en el que se produjo la infección. En cuanto a la floración femenina, las plantas pueden quedar completamente estériles y generar múltiples mazorcas sin granos cuajados”, advierte.

En Tucumán se determinó que “la enfermedad disminuye en promedio en un 70% la producción, con rangos entre 50 y 90%. Además, afecta la calidad de los granos, lo que genera mermas en el valor de la producción obtenida”.

No cabe dudas que “la expansión de la chicharrita representa un desafío importante para producción de maíz. La variabilidad tanto en la incidencia como en la severidad de la enfermedad en los planteos tardíos del cereal generan incertidumbre de cuál es la perdida real en la producción de las zonas más afectadas. Esto subraya la importancia de enfocarse en el relevamiento de los rendimientos a cosecha para comprender mejor el impacto de la enfermedad”, finaliza el documento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

PRESTAR MUCHA ATENCIÓN Y MONITOREAR “MUY BIEN DURANTE TODO EL INVIERNO”.

Urretabizkaya y la Bolsa de Cereales manejan las mismas explicaciones sobre el crecimiento de la chicharrita.

El especialista dijo a Bichos Campo: “Podemos adjudicárselo a las altas temperaturas que hubo durante el verano y luego a las abundantes lluvias, pero también hay que analizar las distintas fechas de siembra, que se están dando con el maíz, con lo cual hay oferta ampliada, hay maíces de fechas tempranas, de fechas tardías, de primera y de segunda”.

Continuó señalando que “este escalonamiento también permite mayor abundancia de insectos y esto produce migraciones de plagas desde el norte (donde es endémica), encontrando siempre la etapa del cultivo más precisa y de rápida reproducción”.

Finalmente recomienda prestar mucha atención y monitorear “muy bien durante todo el invierno” para observar la presencia de la chicharrita en las plantas hospederas.

Es fundamental el cuidado de las semillas: “Sí o sí hay que hacer tratamiento de semillas en todos los cultivos de maíz que se vayan a sembrar el año próximo, usando insecticidas sistémicos, que permiten la movilidad en la plántula desde la semilla, y dan cierta residualidad. Entre ese tipo de productos figuran los neonicotinoides para asegurar protección en los primeros 15 a 30 días de plántula”. En más de 25 años de experiencia recorriendo cultivos, Urretabizkaya dijo que “la presencia de Dalbulus maidis en cultivos de maíz ha sido de muy baja frecuencia, en muchos casos nunca ha sido detectada”. No obstante, este año pasaron cosas y el escenario es más complejo.

Foto de portada de Agritotal.